Nikki Byrne tenía en mente plantar en su patio trasero algunas macetas y flores, así que visitó el vivero local con la esperanza de encontrar algunas plantas llamativas, pero la única planta de aspecto saludable que quedaba en aquel momento era la hierba gatera.
No lo pensó mucho y decidió llevarla a casa, allí plantó un par de macetas sin imaginar que en cuestión de tiempo llegarían hasta su vivienda todos los gatos callejeros del vecindario, evidentemente atraídos por la hierba gatera que crecía en su jardín.
Nikki le dijo a The Dodo:
«No crecí con gatos, y creo que nunca he estado demasiado cerca de los gatos, así que realmente no entendía que algunos de ellos encuentran irresistible la hierba gatera. Poco después de plantarlo, escuché una pequeña conmoción afuera una mañana. Miré por la ventana y había un gran gato atigrado en la cerca. Se las arregló para derribar uno de los botes de hierba gatera cuando iba tras él.
Mujer planta hierba gatera en su jardín y atrae a los gatos callejeros
El felino atigrado, a quien Nikki decidió llamar Mister, seguía visitando el patio trasero todos los días. Pronto la mujer se dio cuenta de que el gato no tenía collar y se veía algo delgado y cansado, así que comenzó a dejarle un poco de comida y agua.
Y al parecer, el gato consideró un lugar seguro el jardín de Nikki, porque pronto todos los hijos de Mister comenzaron a aparecer para descansar y jugar bajo la constante mirada de su padre.
Emocionada y asombrada, Nikki convirtió su jardín en un patio de recreo para los gatos callejeros, así que decidió agregar a la decoración algunos juguetes, postes para rascar, túneles y una casa para gatos con calefacción. Los gatos más jóvenes estaban más que felices con toda la atención que estaban recibiendo, pero Mister se mantuvo distante.
La mujer cuenta:
“Tuvimos que trabajar muy duro para demostrarle que no somos peligrosos, mientras que los pequeños se abalanzan sobre ti. Son muy amigables”.
Por suerte, con tiempo y paciencia, Mister comenzó a confiar en su nueva amiga.
Nikki recuerda:
“No parecía un gato al que los humanos se hubieran acercado antes con éxito. Dejo que él tome las decisiones, y ahora podemos acercarnos a él y come golosinas de mi mano, incluso puedo acariciarlo”.
Nikki sabía que estos gatitos adorables necesitaban más que golosinas y juguetes, por lo que se acercó a una organización comunitaria local de gatos en el condado de San Luis Obispo, en Estados Unidos, para conseguir apoyo para atrapar, esterilizar y devolver a los felinos.
En lo corrido de un año, esta mujer ha ayudado a muchos gatos en su vecindario, y todo fue gracias a la idea de plantar unas pocas macetas decorativas con hierba gatera.