Veronika Krasevych, de once años, se agachó entre los escombros cerca de las ruinas de su casa al norte de Ucrania y le tendió una bolsita de comida a dos gatos sin hogar que tenía cerca.
Nueve meses antes, mientras su familia se escondía desesperadamente en su sótano durante un bombardeo ruso en el noveno piso de su edificio de apartamentos en Borodyanka, resolvió volver y buscar a su querido gatito Masik una vez que estuviera a salvo.
Veronika dijo a Metro UK:
“Quería alimentarlo y luego vi a todos los otros gatos aquí. Sentí pena por ellos”.
Niña ucraniana se encarga de alimentar a los gatos sin hogar de su barrio
Así, Veronika comenzó su misión de cuidar y dar refugio a los gatos sin hogar que como ella estaban sufriendo a causa del caos de la guerra.
La niña recuerda:
“Recorro la casa y busco gatos callejeros para asegurarme de que tengan comida. Incluso sé dónde viven. No viven aquí porque hace mucho frío”.
Tras mucho buscar, acabó tropezando con Masik; sin embargo, el felino, se había vuelto salvaje.
Veronika cuenta:
“Queríamos llevarlo a casa, pero ya no era posible… y no quería venir con nosotros”.
Ahora espera ansiosamente su llegada todos los días, se apresura cuando ella llega y se retira a su acogedor nuevo hogar, lejos del decrépito patio de recreo de un bloque de apartamentos cercano en ruinas.
Oksana, la madre de Verónica, reveló la devastadora influencia que este violento conflicto ha tenido en los animales y mascotas que han quedado a su paso. Esta guerra destructiva ha causado decenas de miles de muertes, ha obligado a millones de personas a huir de sus hogares y ha reducido a escombros ciudades enteras.
Oksana dice:
“Nunca he visto animales marchitarse tanto como lo hicieron durante las explosiones. Una silla en la que normalmente cabría una sola persona era suficiente para sentar a un perro grande y a un hombre adulto”.
Sobre ella se alzaban los restos rotos y carbonizados de la casa familiar de Veronika, junto con algunos de sus objetos que habían caído hasta el quinto piso.
Con lágrimas en los ojos, Oksana extendió los brazos para abrazar a su hija y dijo:
“Esta guerra, esta ‘liberación’… Espero que la ganemos”.