Sam es una gatita gris que llegó junto a sus hermanos a Mini Cat Town, un refugio de animales ubicado en la ciudad de San José, California. La pequeña solo tenía cuatro días de edad, aún tenía su cordón umbilical conectado y dependía de un cuidado especial para poder sobrevivir.
Por esta razón, Laura Malone, directora del refugio, decidió acoger a los gatitos y empezó a cuidarlos y alimentarlos durante todo el día.
Los gatitos ni siquiera habían abierto los ojos, pero demostraban estar muy contentos en su nuevo hogar, ya que estaban calientes y tenían su barriguita llena.
Hombre acompaña a una gatita rescatada
Laura dijo a Love Meow:
«Sam tenía un lugar favorito en la esquina trasera de su nido donde se dormía boca arriba».
Luego de un par de semanas, Laura notó algo extraño en la pequeña Sam, ya que empezó a perder peso y su apetito disminuyó considerablemente.
Los gatitos a esta edad son demasiado frágiles y su situación puede cambiar en un abrir y cerrar de ojos. Sam no estaba bien y tenía poca energía, así que el esposo de Laura conocido popularmente como Foster Dad, se acercó para ayudar.
Laura comentó:
«Nada ama más que consolar a las personas y los animales cuando se sienten mal. Y le prometió a Sam que la abrazaría todo el tiempo hasta que se sintiera mejor».
Foster Dad colocó a la pequeña Sam en una manta y la estuvo vigilando durante toda la noche, hasta que se quedó dormida en sus brazos. Con sus mimos y buena atención, le aseguraba a Sam que la amaba, y poco a poco comenzó a actuar como ella misma.
Luego de varias visitas al veterinario, terapia de fluidos y un cambio en su dieta, Sam recuperó su energía y pudo volver a la normalidad. Estaba comiendo mejor y comenzó a ganar peso, sin duda, estaba progresando de la manera que todos esperaban que lo hiciera.
Cada vez que Sam llegaba de los tratamientos, saltaba sobre los brazos de Foster Dad, para recibir todos los abrazos que le había prometido.
El hombre pasó mucho tiempo con su pequeña Sam y siempre se aseguró de que no le faltara una pizca de amor.
Cuando Sam regresaba con sus hermanos, de inmediato empezaba a corretear por toda la habitación como si fuera suya o fuese la reina del lugar.
Laura agregó:
«Era activa, juguetona y disfrutaba mucho pasar tiempo con los otros gatitos. Sam era la más pequeña de todo el equipo, pero tenía mucha personalidad».
Pronto, Sam demostró tener un vínculo muy especial con su hermana Jo, por lo que se les podía observar abrazándose y perfeccionando sus habilidades felinas.
Las gatitas dejaron claro que no podían separarse, siempre estaban juntas jugando, así que todos sabían que les encantaría vivir en un hogar juntas. Por suerte, cuando las gatitas estaban listas para ser adoptadas, encontraron a la familia perfecta.
Su nueva familia había perdido a su mascota, y el mismo día en que falleció descubrieron a Sam y Jo, y se enamoraron por completo.
La familia escribió en Instagram:
«Fue amor a primera vista para nosotros. Se veían exactamente como nuestra querida Bootsie, y después de muchas lágrimas, supimos que debíamos tener a estas chicas».
Ahora, las gatitas llamadas Bear y Bunny, se han convertido en un par de hermosas gatas, y Bear ya no es tan pequeña.
Ambas gatitas siguen siendo las mejores amigas y hacen cientos de travesuras, y ahora, solo disfrutan de su nuevo hogar para siempre juntas.