Celine Crom, quien pertenece al centro de rescate Chatons Orphelins Montréal, en Montreal, Canadá, vio a un gato rondando fuera de su casa a principios de año. El felino tenía hambre y buscaba comida desesperadamente; era muy tímido y no dejaba que nadie se acercara, así que para ayudarlo Celine dejaba un poco de comida y agua en el balcón todos los días, y decidió llamarlo Luckyou.
A pesar de su temor por las personas, Luckyou regresaba todos los días para comer y calmar su sed. Era evidente que el felino necesitaba atención médica, así que Celine preparó una trampa humana y la instaló muy cerca de la estación de comida en su casa.
Celine le dijo a Love Meow:
«Regresaba regularmente para comer, y noté que no podía cerrar la boca. Sabía que tenía que rescatarlo».
Gato vuelve con la mujer que fue amable con él
Celine cuenta:
«Puse algunas golosinas allí, y el mismo día Luckyou entró (como si estuviera listo para dejar las calles atrás)».
El temeroso felino estaba en malas condiciones, y cubierto de suciedad. Luego de revisarlo se estimó que Luckyou tenía alrededor de siete años, luego del chequeo médico dio positivo al VIF virus de inmunodeficiencia felina.
Celine dice:
«No podía cerrar la boca ni morder la comida (debido a una infección) y había estado viviendo con dolor. No fue una sorpresa para un gato que vivía afuera durante muchos años. También necesitaba una cirugía dental para ayudarlo a recuperarse».
El felino atigrado tuvo muy poco contacto humano durante el tiempo que vivió en las calles. Al principio estaba aterrorizado al ver a las personas, pero tan pronto comenzó a curarse y a sentirse mejor, fue cambiando poco a poco su actitud.
Celine agrega:
«Todo salió bien. Apenas le quedan dientes y su pequeña lengua sobresale ahora, lo que se suma a su encanto. Luckyou hizo que le quitaran todos los nudos y ahora puede dormir profundamente».
Después de recibir la atención médica que necesitaba y pasar un tiempo en un hogar con una amorosa familia de acogida, su exterior temeroso desapareció lentamente y Luckyou se convirtió en una máquina de ronroneo constante.
Celine dijo:
«Salió de su caparazón e hizo los maullidos más lindos para llamar la atención. Dejó de sisear y se volvió más curioso y tranquilo».
La mujer cuenta:
«Luckyou es amado y mimado por sus cuidadores, Morgane y Alvin. Después de esconderse durante dos semanas, se entusiasmó con ellos y comenzó a mostrar su lado amable y cariñoso. Es muy dulce y cariñoso. Ronronea fuerte y saca la lengua cuando está feliz. Sus cosas favoritas son la comida y la atención. Habla con su pequeño maullido y se lleva bien con el gato residente, Ferdinand».
El gatito atigrado ha recorrido un largo camino desde el día en que decidió buscar ayuda en casa de Celine y ahora es un chico feliz y vive lleno de mucho amor.
Finalmente, Celine dijo:
«Luckyou tuvo una vida difícil, pero ahora está prosperando y finalmente está listo para buscar una familia propia, que comprenda sus necesidades y esté dispuesto a amarlo para siempre».
Puedes conocer un poco más de labor del Chatons Orphelins Montréal en su cuenta de Facebook.