Lahmia Mareeal Marano, recibió un mensaje de texto a su celular donde una amiga suya que trabaja en una clínica veterinaria, le enviaba una foto de un gato mayor llamado Maxx. La mujer le explicaba que su anterior familia se acercó a la clínica para pedir que lo sacrificaran a pesar de que el felino estaba perfectamente sano.
El personal de la veterinaria estaba tratando desesperadamente de encontrarle un nuevo hogar al gatito con la esperanza de que alguien quisiera llevarlo a casa como un miembro permanente y salvarlo de este destino.
Lahmia le dijo a The Dodo:
«Hice todo lo posible para encontrarle un hogar y casi lo logré, pero al final no pudieron llevárselo. Ese jueves, me dijeron que si Maxx no encontraba un hogar, lo pondrían a dormir a pedido del propietario. Simplemente, no podía dejar que eso sucediera, así que me subí a mi auto al día siguiente y conduje una hora y media para buscarlo».
Gato mayor a punto de ser sacrificado le pide a una amable mujer que lo salve
Aunque Lahmia no tenía entre sus planes cercanos adoptar otro gato, la mujer sintió una conexión al ver a Maxx y supo que tenía que ayudarlo. Ella piensa que en algunas ocasiones las mejores cosas de la vida no se planean.
La mujer recuerda:
“Cuando conocí a Maxx, obviamente estaba muy molesto y muy hablador, pero creo que sabía que yo estaba allí para salvarlo. Inmediatamente, me golpeó con la cabeza. En ese momento, supe que estaba destinado a ser mío”.
En esos momentos, debido a toda la tensión por la que estaba pasando, Maxx estaba irritable y confundido, pero tan pronto como conoció a su nueva mamá, el felino se calmó de inmediato. Parecía saber que ella estaba allí para ayudarlo y llevarlo finalmente a casa.
Cuando Maxx llegó por primera vez a la clínica veterinaria, su padre anterior tenía una larga lista de quejas sobre él, pero Lahmia considera que el gato mayor ha sido el complemento perfecto para su familia. No tuvo problemas para adaptarse a su nuevo entorno, y disfruta seguir a su nueva mamá para darle amor.
Lahmia dice:
«Maxx se instaló en la manada muy rápido y pronto encontró su lugar favorito: el fregadero. Él es muy hablador, y a veces tenemos conversaciones completas. Creo que entiende que está a salvo conmigo. Me sigue y hace guardia mientras me ducho, algo que hizo el primer día que lo llevé a casa».
Cuando recibió aquel mensaje de texto de su amiga, Lahmia no tenía idea de que terminaría con la adopción de un gato de 16 años, pero ahora solo puede estar agradecida por tener a su amoroso chico en casa.
Finalmente, la mujer dijo:
“Maxx es una bendición, y creo que fue enviado para mí”.