Ivory es una encantadora gatita de diez años de edad que vive junto a su madre Gabriela Carvalho, de 28 años, estudiante de enfermería de Calgary, Alberta (Canadá). La fascinante gatita de ojos fluorescentes de tonos verdes y amarillos, tiene la característica que hace que el color pueda cambiar a amarillo brillante y naranja, dependiendo del clima.
Gabriela adoptó a Ivory luego de perder a su gata de terapia emocional, Luna, de cinco años. Ella visitó algunos gatos del refugio, pero en ese momento no tenía intención de llevarse uno a casa, hasta que sus ojos se cruzaron con el gato blanco.
El color de los ojos de eta felina tiene esta característica que la hace tan especial debido a una condición conocida como heteronomía en la que la parte coloreada del ojo (iris) presenta más de un color.
Gatita con ojos fluorescentes le cambian de color
Gabriela dijo a Daily Mail:
«A menudo recibo comentarios sobre sus ojos, especialmente porque parecen cambiar de color según el clima, que es bastante común en los humanos. Nunca antes había visto eso en un animal. La mayoría de la gente dice lo hermosa que es, o que por lo general solo han visto azul y amarillo antes».
Ivory es una felina bastante traviesa y juguetona a pesar de su edad, ronronea alegremente mientras observa a las aves en los árboles. Aunque no tiene casi dientes por una afección dental, le gusta comer y le encantan los huevos de codorniz y las golosinas.
Ivory ha perdido la mayoría de sus dientes y su mandíbula inferior es más corta, come alimentos húmedos mezclados con caldo para hacerlos blandos. La felina come un alimento húmedo específico muy parecido a llevar una dieta de alimentos crudos.
Gabriela recuerda el momento cuando conoció a Ivory, era una pequeña bola de pelos blanca muy dulce.
Gabriela cuenta:
«Visité el mismo refugio en el que adopté a Luna [a quien perdió por el virus de la leucemia felina] para devolver algo de comida para gatos que había comprado antes de que Luna se enfermara… No estaba planeando adoptar, sin embargo, pensé que tal vez un poco de terapia con gatos haría bien a mi corazón. Así que le pregunté si podía ver a Ivory en el área de ‘conocer y saludar'».
A pesar de que su ronroneo y su mirada encantadora eran adorables y la cautivó de inmediato, lo que hizo que Gabriela tomara la decisión de adoptar a Ivory era algo diferente; la gatita no era canadiense, ella venía de Jordania.
Gabriela explica:
«La gente me pregunta todo el tiempo ¿por qué esto fue tan revelador para mí? Es porque pasé seis meses en Jordania unos cinco años antes en el mismo pueblito de donde vino esta dulce niña. ¿Con qué frecuencia ocurre esto?».
La joven está muy agradecida por haber encontrado a Ivory, y compartir todo este tiempo a su lado ha sido una gran experiencia para ella.
Gabriela asegura:
«Amo a Ivory a pedazos, es una gran bendición y estoy muy agradecida por ella. Ella ha sido la mejor amiga durante toda esta pérdida y COVID-19. Ella es preciosa y estoy agradecida de que ella me eligiera a mi primero».