Simón y Sebastián son dos encantadores gatos que desde siempre fueron muy unidos. Nunca iban a ninguna parte si el otro no estaba al lado, y así era para todo, ya fuera jugar o comer. Los dos felinos esperaban encontrar un hogar para siempre donde pudieran permanecer unidos.
Y así fue como, un día, cuando su oportunidad se presentó, los dos gatos dejaron en claro que no estaban dispuestos a dejarla escapar, pero solo tenían una condición, permanecer juntos.
Colleen Green le dijo a The Dodo:
“Mi mejor amigo compró una casa nueva, y la primera semana que se mudaron, una gata callejero subió a su porche y tuvo gatitos. [Mi hermana] los acogió y planeó encontrarles un hogar a todos. Fui a visitar, y allí conocí al pequeño y esponjoso gato naranja llamado Simón, que tenía tanto coraje”.
Hermanos gatos se niegan a dejar de abrazarse para ser adoptados juntos
La idea inicial de Colleen era la de rescatar y adoptar a un gato, pero estos astutos felinos tenían su propio plan en marcha.
La mujer recuerda:
“Iba a visitar a Simón y cuando lo recogía, el negro tímido y esponjoso comenzaba a saltar a mis brazos junto con Simón. Se abrazaban y me miraban con tanto amor. Si decía algo, movían sus cabecitas al unísono como si fueran uno».
Los gatitos ya tenían esta rutina muy establecida y cada vez que Colleen pasaba a ver al gato naranja, de inmediato su hermano se unía a la diversión.
Ella cuenta:
“Les decía: ‘Lo siento, no puedo llevaros a los dos’. Sí, eso funcionó».
Después de ver a los felinos unidos y con deseo de permanecer siempre juntos, la mujer se rindió y se llevó a ambos gatos a casa. Ahora, Colleen no puede imaginar haber llevado en ese momento consigo solo a uno de los gatitos. Los antiguos callejeros estaban tan unidos que ni siquiera pasaban una noche separados.
Colleen recuerda:
“Estaban tan conectados. Los describí como la noche y el día, completamente opuestos, pero se necesitaban el uno al otro para estar completos. Cuando los castré, el veterinario dijo que se quejaban tanto que tuvieron que romper el protocolo y ponerlos a recuperarse en la misma jaula. Eran una pareja realmente especial. [Amarlos] fue algo muy fácil de hacer”.
Simón y Sebastián compartieron una larga vida, cómoda y feliz junto a su madre adoptiva. Los dos gatos se abrazaban todos los días y estaban muy felices de tener un hogar seguro y juntos.
Fueron tan felices y estaban tan unidos que, al momento de cruzar el puente del arcoíris, lo hicieron prácticamente juntos.
Finalmente, Colleen agregó:
“Cuando perdimos a Simón a la edad de 16 años, sabía que Sebastián no dejaría que su hermano se fuera sin él. Falleció menos de un mes después. Sé que donde sea que estén, se están abrazando».