Este encantador gato de esmoquin apareció solo en un vecindario de Montreal, Canadá, buscando restos de comida y un refugio seguro para pasar la noche. Tenía tanta hambre que siguió a algunos callejeros hasta las puertas de una gentil mujer llamada Milena, quien apenas vio al recién llegado, le ofreció comida y agua. El felino se abalanzó a comer agradecido de poder llenar su estómago.
El gato sin hogar seguía frecuentando la casa de la mujer durante los días siguientes y parecía que se había encariñado con Milena. Saltó justo al alféizar de la ventana una tarde, maullando animosamente para que lo dejaran entrar a la casa. Milena abrió la puerta para que pasara y él simplemente entró orgulloso y pavoneándose.
Luego de disfrutar su cena y conseguir algunas caricias y acurrucarse en el regazo de la mujer, se quedó profundamente dormido en la alfombra del baño tranquilamente. Al día siguiente, Milena lo llevó hasta la clínica veterinaria en busca de un microchip.
Gato esperó a que abrieran la puerta para volver a estar en el regazo de alguien
Encontraron uno, pero este nunca fue registrado. Lograron rastrearlo hasta un refugio y descubrieron que había sido adoptado unos meses antes y dio positivo para FIV (virus de inmunodeficiencia felina). Después de intentar en varias ocasiones contactar al adoptante sin éxito, decidieron rescatarlo.
Milena se acercó a Chatons Orphelins Montréal en busca de ayuda para el felino, ya que en ese momento el refugio no podía aceptarlo.
Celine Crom, de Chatons Orphelins Montréal, le dijo a Love Meow:
«Lo llamamos Mathéo Vangogh. Tenía un ojo infectado, algunos problemas estomacales y tenía tres años. Lo llevamos al veterinario para que lo arreglaran todo. Comenzó a comer comida para gatos de calidad y se recuperó rápidamente».
Dos voluntarios del centro de rescate, llamados Anne-Claire, y Daniel, cuidaron del felino. En poco tiempo, Mathéo se convirtió en un gato de interior como siempre estuvo destinado a ser. Estaba feliz y cómodo de estar en un hogar, seguía a sus humanos por la casa y se acurrucaba en sus regazos para recibir algunas caricias.
Celine agregó:
«Se ajustó rápidamente y comenzó a ronronear y a acurrucarse con sus humanos. Es muy juguetón, aventurero y tiene el corazón de un osito de peluche. Le gusta que lo lleven en brazos como a un bebé y ronronea cuando lo sostienen».
Cuando fue trasladado junto a otra familia de acogida con Melanie y Kurt, Matheo conoció a otros tres gatos, dos de ellos también eran FIV positivos. El gatito inmediatamente sintió que pertenecía a este lugar.
Harold, Pinocho y Brandie llegaron bajo el cuidado de sus padres de acogida por distintas razones y ahora son muy unidos. Harold, el hermano mayor, tomó a Mathéo bajo su protección y le mostró todo en casa.
Celine cuenta:
«Introdujo a Mathéo en la lucha libre matutina y lo invitó a ver entretenimiento felino en las ventanas con la pandilla».
Los gatos se llevaban muy bien y hacían todo juntos, se apoyaban mutuamente y disfrutaban de plácidas siestas juntos. Melanie a menudo encontraba a Mathéo abrazado a Harold; siempre dormían y jugaban juntos. Después de pasar varios meses en su hogar de acogida, la pareja sabía que Mathéo pertenecía a este lugar.
Celine recuerda:
«Me llamaron en el cumpleaños de Melanie y me dijeron que les gustaría que los cuatro se quedaran con ellos para siempre. Estos dulces gatos fueron adoptados juntos en un gran hogar con humanos amorosos. Fue la primera vez que tuvimos una adopción cuádruple».
Finalmente, Mathéo está viviendo la vida de sus sueños junto a sus nuevos hermanos felinos y a sus humanos que lo aman con todas sus fuerzas.