Mientras Tania Sants visitaba una tienda cerca de su casa en México, notó que un pequeño gato blanco la observaba. Al parecer, este encantador felino solía sentarse en la entrada del lugar para pedir comida a la gente de buen corazón y Tania era la siguiente en su lista.
La mujer saludó con algunas caricias al felino, quien luego la condujo al interior de la tienda. Cuando iba caminando por un pasillo en específico, el gato hizo su movimiento y bloqueó el paso de la mujer indicándole una sección de la tienda en particular.
Por supuesto, Tania le compró algunas bolsas de golosinas, y en su siguiente visita a la tienda lo buscó en la entrada, pero no lo encontró. El gato blanco ya se encontraba en el interior del sitio aguardando justo en su sección favorita.
Gato visitaba una tienda para pedir comida
Tania preguntó a los empleados de la tienda si conocían a quién pertenecía el gato, pero ninguno tenía idea, lo único que sabían era que cada día llegaba puntualmente y luego de comer huía rápidamente del lugar, pero nadie sabía a dónde.
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En su siguiente visita a la tienda, Tania estaba decidida a averiguar a dónde se iba cada día el gatito, así que luego de comprarle algo de alimento y esperar a que terminara, decidió seguirlo y descubrió que el pequeño vivía en un terreno baldío.
Tania le dijo a The Dodo:
«Lo llevé a mi casa y lo adopté».
No se sabe cuánto tiempo pasó el felino en las calles, pero su vida parece haber sido bastante difícil, su pelaje estaba enmarañado y tenía algunas heridas en su cuerpo, además le faltaba parte de su cola. Por suerte, el gatito ahora llamado Conejo, como homenaje a su cola perdida, contaba finalmente con una familia que cuidaría de él para siempre.
Tania escribió en Instagram:
«No sabemos si fue por maltrato de personas o simplemente por estar en peleas con otros animales de la calle, se dejaba tocar y cargar, pero su semblante era muy triste y temeroso todo el tiempo, también antes de que llegara a nuestra casa no solíamos tener animales, pero creo que él nos mostró una gran lección de que debemos mostrar respeto, amor y empatía hacia otros seres».
Luego de llevarlo a casa, Tania volvió a la tienda para contarles acerca de la adopción y para investigar de nuevo si alguien se había acercado a preguntar por el felino. Los empleados le aseguraron que nadie se había acercado a averiguar por el gato y le agradecieron por rescatarlo de las calles.
Tania cuenta:
«Me dijeron que nadie había venido a buscarlo. Me agradecieron por llevarlo a casa. Le compré muchas golosinas. Él puede confiar en que yo siempre lo haré».
Conejo disfruta de la vida junto a su nueva madre adoptiva y su hermano gato llamado Zulem. Ahora está viviendo un nuevo y feliz capítulo en su vida lleno de mucho amor y todas las golosinas que desee.