A inicios de año, una gata de color blanco y negro llamada Valentine, fue llevada al centro de rescate Community Cat Club, en el sur de Jersey, Estados Unidos. La felina de esmoquin de 10 años de inmediato se mostró cariñosa y tranquila. Solo quería estar rodeada de personas y recibir amor.
Rápidamente, Vali, como era llamada cariñosamente, se instaló en su hogar de acogida alegremente y se aseguró de que todos en casa recibieran una dosis diaria de agradecimiento de su parte.
Sara Sharp, fundadora de Community Cat Club, le dijo a Love Meow:
«Fue entregada cuando su anciano dueño ya no podía cuidarla. Vali fue una chica relajada y dulce desde el principio, y nunca dudó en acercarse a las personas en busca de atención y acurrucarse. También tuvimos que hacerle un examen dental porque tenía reabsorción dental, así que ahora su labio siempre se pega a sus encías y es lo más lindo».
Gata se levanta sobre sus patas traseras para que la gente se fije en ella
Para sus cuidadores fue realmente inesperado ver que Vali continuaba bajo la protección de su hogar de acogida durante meses, luego de llegar por primera vez.
Sara dice:
«Esperábamos poder encontrarle un nuevo hogar lo antes posible, para que pudiera ir directamente de su hogar actual a su nuevo hogar».
Luego de seis meses, Vali continuaba a la espera de su final feliz. Y aunque el refugio realizó muchas publicaciones en sus redes sociales sobre ella, nadie mostró interés y de alguna manera la pasaban por alto.
Pero Vali no parecía dejar que nada de esto la desconcertara y no dejó de seguir viviendo todos los días al máximo. Ella estaba contenta de contar con un techo sobre su cabeza, tener personas con quien acurrucarse y un lugar cómodo y tibio para dormir la siesta.
Durante todo este tiempo, la felina se ha hecho amiga de otros gatos e incluso perros en su hogar de acogida. Ella refleja tanto amor y calma en todos los sitios a los que llega que es imposible no detenerse a consentirla.
Después de esperar por un buen tiempo, el centro de rescate decidió intentar llevarla hasta el centro de adopción, donde consideraron que al estar más expuesta a posibles adoptantes, encontraría a una familia pronto.
Vali parecía estar siempre dispuesta y lista para cualquier aventura, así que cuando saltó a su portabebés y se fue, todos estaban emocionados por ella.
Luego de explorar su nuevo hogar en el piso de adopción, la felina rápidamente notó que había mucha gente caminando y se le ocurrió una idea. Vali, se levantó sobre sus patas traseras y comenzó a agitarlas contra la pared de vidrio, en un intento de que las personas la notaran.
Cuando los voluntarios llegan a visitarla, ella les ofrece los golpes de cabeza más dulces y ronronea feliz de contar con su compañía.
Sara asegura:
«Ella ama a todos los humanos, independientemente de su edad. Se merece el mundo y hará muy feliz a alguien».
Para Vali el simple hecho de tener un regazo cálido para dormir o una manta suave para amasar la convierte en la gatita más feliz del mundo.
Por ahora está recibiendo toda la atención de los voluntarios del refugio y los visitantes. Todos esperan ansiosos a que la familia de sus sueños la recoja y tenga su final feliz para siempre.