Jessica Adams caminaba junto a su hijo en febrero de 2019 cuando vio una mancha rosada en la acera. Se trataba de una ardilla gris bebé que al parecer se había caído de su nido después de una tormenta de viento o tal vez sacada del nido por algún depredador. La mujer decidió ayudar a la pequeña y años después sigue visitándola.
Aunque no estaba segura si la pequeña ardilla que pesaba tan solo 1.3 onzas sobreviviría, Jessica se esforzó en tratar de que volviera a la vida y que tuviera su segunda oportunidad.
Jessica escribió en una publicación de Instagram:
«El día que encontramos a Steve. No pensé que sobreviviría, solo lo quería cálido y seguro. Poco sabía yo de la aventura que estábamos comenzando».
Mujer ayuda a una ardilla bebé abandonada en la acera
La ardilla llamada Steve, se recuperó y creció para convertirse en una pequeña y traviesa ardilla salvaje. Vive al aire libre junto a su novia Jolene, disfruta de sus bocadillos favoritos y agradables sesiones de caricias cuando visita el jardín de la casa de Jessica.
Jessica cuenta a Bored Panda que encontró a Steve en febrero de 2019 en una acera, estaba solo y prácticamente congelado, sin pelo, con los ojos aún cerrados y, lamentablemente, sin su madre cerca. Luego descubrieron que había perdido aproximadamente la mitad de su cola, así que un depredador tal vez lo sacó de su nido.
Jessica recuerda que en ese momento aún no estaban 100% seguros de que fuera una ardilla. Sus hijos estaban emocionados por la pequeña criatura, su esposo pensó que sería muy complicado, pero él sabía que Jessica era una amante de los animales y que ayudaría a la ardilla a salir adelante.
Jessica recuerda:
“Me esforcé mucho para darle lo mejor, tenía un temporizador en mi reloj para la alimentación cada dos horas, incluso por la noche. Traté de contactar a un centro de rescate de animales salvajes, pero estaban a tope, y el veterinario lo habría puesto a dormir si lo dejaba. Así que no tuve más remedio que intentar salvarlo por mi cuenta».
Jessica dice que desde sus inicios Steve era muy inteligente. Tenía ciertos comportamientos como los de un un perro, venía cuando lo llamaban, y pedía compañía cuando quería jugar y también disfrutaba los abrazos o tomar la siesta.
Jessica agregó:
«Le encantaban los bolígrafos por alguna razón y siempre los llevaba a su «dormitorio». Era un animal de una sola persona (yo), toleraba a los niños, pero no a mi esposo».
Cuando Steve creció y estuvo lo suficientemente fuerte, le presentaron el patio trasero de la familia donde aprendió rápidamente a trepar árboles y hacer muchas otras cosas típicas de ardillas.
Jessica añadió:
“Cuando creció, necesitaba más espacio que su jaula original cuando estaba encerrado. Quería que él también se acostumbrara a todos los sonidos constantes de estar afuera. Dimos pequeños pasos para implementar todo lo relacionado con estar al aire libre. De explorar a escalar».
Aunque le entristecía dejar ir a la ardilla, Jessica sabía que era lo mejor, Steve parecía disfrutar del mundo exterior y un día, sin esperarlo la ardilla desapareció. Pero no por mucho tiempo, cuando menos lo esperaba, días después Jessica recibió la agradable visita de su ardilla en el huerto de la familia.
Jessica dijo:
“Sabía que estaba listo cuando quería salir y más, pero me rompió el corazón y me asustó cuando no volvió a casa las primeras noches. Temía lo peor y me preocupaba haberle hecho un mal favor al criarlo y no darle todo el conocimiento de las ardillas, pero sus instintos se activaron y sobrevivió. ¡Él celebró su primer cumpleaños conmigo y acaba de cumplir su segundo!».
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La mujer cree que Steve es muy feliz con su nueva vida. Todavía disfruta pasar tiempo con sus humanos, pero no se acerca como antes, lo que lo mantiene a salvo. Él visita a menudo a su antigua familia, y también es bastante fácil para Jessica identificarlo, ya que a Steve le falta la mitad de la cola.